Chile y Perú 2018 – Día 1

Llegamos a Santiago de Chile.

¡Hola a todos!

Tras un vuelo directo de trece horas entre Madrid y Santiago, por fin podemos decir ¡Ya estamos en Chile y ya estamos por primera vez en América del Sur!

Dejamos atrás el caluroso verano europeo para llegar por segunda vez hasta el hemisferio Sur, aunque esto nos suponga tener menos horas de luz.

Del trayecto en avión poco podemos contar y eso que el largo trayecto nos ha dado para mucho: tres «comidas», cinco películas, dos ratitos de siesta y varias caminatas por los pasillos. Bueno, y también hemos tenido tiempo para rellenar la Hoja de Declaración de Aduanas. Hay que decirlo, es mucho más sencilla que rellenar la de EEUU o Australia, menos mal.

Casi todo el vuelo ha transcurrido de día excepto las dos últimas horas, cosa que nos ha impedido ver los Andes desde el aire. Oooooooooh. En otra ocasión. Al menos sí que hemos podido ver una gran parte de Brasil y Paraguay. ¿Visitaremos alguna vez estos dos países? Ojalá.

Al aterrizar, hemos pasado un primer control con el pasaporte donde nos han puesto el correspondiente sello (muy original ya que está sellado con dos colores), y un segundo control en el que revisan la maleta pasándola por un escáner. Como no llevábamos nada fuera de lo normal, hemos salido sin más. Así que a pesar de ser sencilla de rellenar la Hoja de Declaración de Aduanas, no ha servido para nada (mucho mejor). Por cierto, entre un control y otro, en uno de los cajeros de la zona de recogida de equipajes, hemos sacado pesos chilenos ya que con la tarjeta que tenemos no nos cobran comisión por esta operación. 

Cuando hicimos la reserva del hotel, el propio hotel nos propuso un servicio de recogida por un pequeño suplemento, el cual aceptamos al ser de noche y suponer que íbamos a llegar cansados. Y allí, en la zona de llegadas estaba nuestro taxista Jonny esperándonos con un cartel con el nombre de Carolina. Muy majo, nos ha ido contando durante el trayecto algo de información de la ciudad, recomendaciones y anécdotas tanto de la ciudad como de su vida.

El Hotel Vegas donde dormimos está bien ubicado, a 2 minutos andando de una de las grandes zonas de la ciudad que empieza con el Palacio de la Moneda y a 10 minutos de la mismísima Plaza de Armas. El exterior del edificio es muy bonito y, aunque por dentro es algo antiguo y se escucha bastante a la gente que está en el pasillo, está limpio, las camas son cómodas, la habitación es grande y el desayuno tiene lo indispensable para coger fuerzas a primera hora del día. Además del servicio de recogida en el aeropuerto, también nos llevarán al aeropuerto cuando nos vayamos de la capital chilena.

Es muy raro que no salgamos a dar una primera vuelta aunque sea pequeña, pero es bastante tarde y vamos a aprovechar para descansar. No tenemos jet lag, pero sí ya unas cuantas horas acumuladas de estar despiertos y de nervios, muchos nervios porque aquí empieza nuestro viaje de novios cuatro años después. Un viaje soñado que comienza a hacerse realidad.

¡Hasta pronto!

PD: Llevamos 2 horas en otro país y aún no ha llovido. ¿Cuánto durará este pequeño milagro?

Viaje a Chile y Peru
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